Mis muy queridos hermanos y hermanas humanos,

 

No sois pecadores, más bien sois víctimas de un sistema en el que vosotros, vuestro verdadero yo, estáis aprisionados en un animal que no tiene control sobre lo que hace ni lo que le sucede. El verdadero yo es atman, a veces denominado alma, pero ¿qué es exactamente atman y de dónde viene?

 

El infinito, el océano de toda conciencia o Dios, contiene una cantidad infinita de átomos de conciencia. Cuando un grupo de átomos de conciencia se conglomeran, por razones que no pueden explicarse en lenguaje humano, se organizan como una identidad individual, un atman o alma.

 

Por ejemplo, un océano de agua consta de una cantidad masiva de moléculas de agua, cada una de las cuales es única, y es igual en el océano de toda conciencia. Cada molécula de atman es una conglomeración única de átomos de conciencia dentro del océano de toda conciencia. Ahora bien, el océano de toda conciencia es también el océano de Luz, y por consecuencia, cada atman es un hijo de Luz.  

 

El infinito, el océano de toda conciencia, contiene en sí mismo seis niveles o capas a los que a veces se les refiere como planos o dimensiones, cada uno de los cuales es más denso que el superior. Las dimensiones sirven como una fábrica de refinación a través de la cual pasa el atman recién conglomerada para ser sellada permanentemente en su propia identidad única. Esta dimensión, la más baja de las seis, es la etapa final del refinamiento del atman. Una vez que se completa el refinamiento del atman, ésta regresa a su verdadero hogar en el océano infinito de toda conciencia, el océano infinito de Luz, el océano infinito de lo que algunos llaman conciencia divina. 

 

A medida que el atman viaja a través de los seis niveles de la fábrica de refinamiento, ésta tiene que funcionar de una forma compatible con cada nivel. Por ejemplo, un cuerpo de vida número seis para funcionar en el sexto nivel, un cuerpo de vida número cinco para funcionar en el quinto nivel y un cuerpo de vida número uno para éste nivel más bajo. El cuerpo de vida número uno en éste planeta es un animal humano que desempeña su papel en un ecosistema planetario. 

 

Atman es como una niebla de conciencia y cuando alcanza éste nivel en la fábrica de refinamiento, desciende y se integra completamente con la forma de animal humano. Este proceso se llama identificación. A través de éste proceso, un atman individual pierde la memoria de su verdadera identidad y asume la identidad del animal. En efecto, se fusiona dentro del animal, y como consecuencia, todo lo que el animal experimenta también ésta lo experimenta. 

 

Los tres niveles inferiores de la fábrica de refinamiento se conocen como la creación o el cosmos, en el que no hay libre albedrío. Así como un cuerpo humano consta de innumerables átomos y cada átomo desempeña su función asignada en todo momento, de manera similar, un humano no tiene libre albedrío, es meramente un átomo en el ecosistema cósmico desempeñando su función asignada en apoyo al ecosistema. Por lo tanto, un humano no puede pecar porque todo lo que le sucede y todo lo que hace, sucede exactamente como tiene que suceder. 

 

En éste nivel de la fábrica de refinamiento, hay innumerables universos en forma de semillas que aún no han brotado en manifestación, así como semillas que han brotado y se encuentran en alguna etapa de su crecimiento, y también aquellas que han completado la etapa de manifestación y están pasando a ser semillas muertas. 

 

En cada semilla universal hay un ADN único para esa semilla, así como en la semilla de un cuerpo humano está el ADN que lo determina todo a nivel físico a medida que el cuerpo madura. El ADN en una semilla universal determina todo lo que sucederá dentro de ese universo a medida que brota y crece bajo la ley de inevitabilidad, a veces conocida como destino. Todo lo que sucede en ese universo y todo lo que existe en ese universo, sucede en un orden exacto e inevitable. 

 

Los humanos no son más que actores en el escenario del destino, no tienen libre albedrío, como tampoco lo tiene un átomo en el cuerpo humano. Por lo tanto, los humanos no pueden pecar y de hecho no son culpables de nada, ya que desempeñan el papel que les es asignado durante la reacción en cadena que comenzó cuando la semilla universal brotó y se manifestó.

 

El sendero espiritual siempre ha consistido en separar el atman ─ la niebla de conciencia que descendió en un animal humano ─ del animal mismo, en otras palabras, revertir el proceso por el cual el atman se identifica con un animal humano. Esto sólo puede suceder cuando un atman individual ha completado el proceso de refinamiento y ahora está lista para regresar a su verdadero hogar en el océano infinito de conciencia, el océano infinito de Luz. Tal como dice la escritura: "Despojaos del hombre mortal y vestíos del hombre inmortal". 

 

En el proceso espiritual de separar el atman del animal que ha estado habitando, uno gana control de su propio estado interno, uno desarrolla el libre albedrío interno ─ el único libre albedrío que uno puede desarrollar ─ ya que no hay libre albedrío externo. El vehículo humano en el que viaja el atman tiene que continuar desempeñando su papel predestinado en el ecosistema cósmico. 

 

El sendero espiritual se trata de aprender a vivir en dos niveles de conciencia al mismo tiempo, se trata de aprender a estar en el mundo pero no ser del mundo, a no identificarse más con el animal que habita y lo que inevitablemente le sucede durante su tiempo en el escenario de su destino. Esto se ha descrito como aprender a montar en el lomo de vuestro animal. 

 

El proceso espiritual mediante el cual se despierta el atman durmiente, que se separa del animal en el que ha estado viajando y regresa a su hogar en el océano infinito de toda conciencia, a veces se le ha llamado yoga. Para emprender en éste proceso espiritual se requiere la guía, tanto externa como interna, de Aquel que Sabe. También requiere devoción incondicional por parte del aspirante espiritual, ya que la devoción acumula el prana, la fuerza interior, para proporcionar propulsión para el viaje a lo largo del Camino Interior. 

 

En amor infinito,